MACÍAS NGUEMA: LA TIRANÍA POST-COLONIAL MÁS SANGRIENTA

PARTE I

Guinea Ecuatorial es un pequeño país del cuerno de África, conocido por tener las reservas de petróleo más grandes del continente, y por ser el único país africano en el que el español es el idioma oficial.

Este país se independizó de España el 12 de octubre de 1968, estando tanto España como sus “provincias extranjeras” bajo el gobierno de Franco. También resulta casual que el día de la independencia coincidiese con el aniversario de la llegada de Colón a América (Día de la Raza o Día de la Hispanidad).

Pero las cosas se empezaron a torcer desde entonces: tras unas elecciones, se escogió a su 1r presidente, Francisco Macías Nguema. Macías estableció un régimen totalitario, basado en un gobierno de partido único (Partido Único Nacional de los Trabajadores), además de proclamarse presidente vitalicio, controlando así todos los aparatos del Estado.

Si bien careció de una ideología definida, Macías se declaró admirador de Hitler y se acercó al bloque soviético durante su mandato, por lo que numerosos historiadores y analistas lo definen como un “marxista hitleriano”.  De manera pública, pese a que se declaró amigo de Franco, tiempo después repudió su régimen y criticó el regreso de la democracia a España, a la que llamó “títere capitalista”.

En los 11 años que estuvo en el poder, reprimió a la población española en Guinea Ecuatorial, obligándola a irse del país. Las milicias pro-gobierno (llamadas Juventudes en Marcha), ejercieron tácticas de coacción, violencia, saqueos y asesinatos en masa. Muchos de los que participaban en eso, eran niños a los que Macías les decía en discursos públicos cosas tales como: “¡Matad al hombre blanco y español, violad a sus mujeres, pena de cárcel para quien ayude a un blanco!”.

Todo lo relacionado con el idioma español y con la religión católica (ambos mayoritarios en ese país), fue eliminado por completo de los lugares públicos. En cambio, todos los lugares tenían inscripciones con alabanzas a Macías, plazas y edificios con su nombre (según parece, quería estar omnipresente en la vida de los ciudadanos).

También se prohibió llevar gafas, ya que Macías lo relacionaba con los intelectuales contrarios a su régimen. A causa de la persecución a éstos, Guinea sufrió una fuga de cerebros de la que aún no se ha recuperado. Cualquier intelectual que opinase contra Macías y su régimen, terminaba en prisión (en muchos casos, asesinado).

El número de muertes causadas por el régimen de Macías se ubica entre los 80.000 y los 50.000, lo que lo convierte en el régimen del África post-colonial más sanguinario. Algunos de estos juicios fueron dirigidos por el propio Macías, lo que evidencia la enorme concentración de poder en el país. Hacia 1977, apenas un tercio de la población original seguía viviendo en Guinea Ecuatorial (más de 250.000 exiliados).

 

Y hasta aquí la Parte I de II.

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