RETRATO DE HUGO BANZER: DE DICTADOR MILITAR A PRESIDENTE DEMOCRÁTICO

 

Bolivia, un país de Sudamérica con poco más de 11 millones de habitantes caracterizado por su terreno montañoso, su diversidad étnica (aimaras, quechuas o guaraníes), sus reservas de litio (las más grandes del mundo) y, también por qué no decirlo, el cultivo de la cocaína.

Bolivia se independizó del Imperio Español en 1825, de la mano de los generales José de San Martín y de Simón Bolívar, de quién tomó el nombre de “Bolivia”. Un país que, en el siglo XX, tuvo diversos gobiernos militares y una inflación del 200% alcanzada en 1982.

Paso ahora a hablar del único presidente boliviano que alcanzó el poder tanto por la vía militar (1971-78) como por la vía constitucional (1997-2001): Hugo Banzer Suárez.

Banzer nació en Concepción, provincia de Santa Cruz, el 10 de mayo de 1926. Es nieto por vía paterna de inmigrantes alemanes que llegaron a Bolivia a finales del siglo XIX. De hecho, su abuelo Georg Banzer, sirvió en el Ejército del Káiser Wilhelm II.

Ingresó en el Colegio Militar del Ejército (COLMIL) en 1947, llegando al grado de subteniente. También pasó por academias militares en el extranjero, como Fort Knox (EEUU) o Panamá. Por esas academias pasaron también personajes como los militares argentinos Leopoldo Galtieri (con el grado de comandante) y  Roberto Viola (que era general) o el general chileno Manuel Contreras, condenados por crímenes de lesa humanidad muchos años después.

El 21 de agosto de 1971, habiendo alcanzado el grado de teniente coronel, Banzer tomó parte en un golpe de estado (el número 186 en los 147 años de existencia de Bolivia) contra el general Juan José Torres, que también había llegado al poder con un golpe de estado contra René Barrientos el año antes. Las políticas de Torres habían causado una inflación elevada, y el descontento social consiguiente fue la excusa de otro sector de los militares, muy fragmentado ideológicamente, para tomar el poder.

Aunque Banzer gobernó al principio con apoyo de partidos políticos como el Movimiento Nacionalista Revolucionario o la Falange Socialista Boliviana, pronto terminó ilegalizando a los partidos y rompió relaciones con la Central Obrera Boliviana. En el plano internacional, contó con el apoyo de Estados Unidos, más que nada, por su declarado anticomunismo.

Su gobierno ha sido acusado de corrupto y de perpetrar numerosas violaciones a los DDHH. Con Banzer, Bolivia tomó parte en el denominado Plan Cóndor: un operativo de represión contra disidentes (en especial izquierdistas, pero también liberales y hasta conservadores contrarios a los regímenes) que estaba ya activo en Paraguay, Argentina o Chile.

El único aspecto positivo de su mandato fue la bonanza económica: se calcula que la economía boliviana creció un 5% interanual hacia el fin de su mandato, que terminó también con un golpe de estado el 21 de julio de 1978.

Pese a los intentos de enjuiciarle por las violaciones de DDHH perpetradas en su mandato, nunca pudo ser investigado. Además, uno de los testigos de dichas violaciones, el dirigente político socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, fue asesinado durante el golpe de estado de García Meza en 1980. En este periodo, Banzer fundó un partido político: Acción Democrática Nacionalista (ADN), con el que se presentó varias veces a las elecciones.

Entre 1982 y 1996, ADN se mantuvo entre la 2ª y 3ª fuerza política del país, llegando a formar parte de uno de esos gobiernos: el de Jaime Paz Zamora (1989-93) del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR), el cual, irónicamente, había sido fundado para luchar contra la dictadura de Banzer.

Tras perder las elecciones de 1993 en manos de Gonzalo Sánchez de Lozada (del MNR), Banzer se convierte en líder de la oposición. Pese a que las políticas neoliberales de Sánchez sirvieron para que Bolivia creciera económicamente, la situación social se agravó por el aumento del paro (que llegó a ser del 26% en 1996) y del auge del tráfico de cocaína en el norte de Bolivia (la región del Chapare, concretamente).

Con todo esto, se celebraron elecciones en 1997 en un ambiente tenso y polarizado. Y, por primera y única vez en la historia de América Latina, un hombre que había sido dictador militar volvía al poder, pero por la vía democrática. Banzer formó un gobierno con 6 partidos, el más amplio de la historia boliviana.

Su principal proyecto de gobierno se denominó “Coca cero”. Su objetivo era erradicar el uso de la hoja de coca que servía para elaborar la pasta base del narcotráfico. Este proyecto redujo el tráfico de coca en más de un tercio y contó con el apoyo de la DEA norteamericana. No obstante, dicho proyecto causó movilizaciones en la región de Cochabamba, muchas de ellas lideradas por el dirigente cocalero Evo Morales.

La tasa de paro antes mencionada pasó del 26 al 14% en el mandato de Banzer y la economía no paró de crecer, más de un 7% interanual en 1998. No fue hasta el 2000 que la situación se empezó a complicar: tras la decisión de privatizar el servicio de agua potable en Cochabamba, se produjeron protestas dirigidas por Felipe Quispe que obligaron a Banzer a declarar el estado de sitio (con un saldo de 3 militares y 6 protestantes muertos).

El 7 de agosto de 2001, con el mandato casi acabado, Banzer renunció al cargo tras habérsele diagnosticado un cáncer irreversible. Dejó el puesto a su vicepresidente Jorge Quiroga. Murió en la ciudad de Santa Cruz, el 5 de mayo de 2002.